Desde mi punto de vista, la risa es algo necesario, casi indispensable, para nuestro día a día, para afrontar las adversidades, para ser más fuertes que los problemas que el Mundo nos plantea. Para esto es necesario ser conscientes de la importancia que tiene sonreír, y cuando aprendemos a hacerlo es cuando realmente conocemos el bien que nos hace, la vitalidad que nos puede trasmitir un solo gesto y que podemos trasmitir a los demás.
La solución a los obstáculos que podemos encontrar en nuestro camino no la vamos a encontrar llorando, ni dándonos por vencidos, porque se aprende más de los errores que de los aciertos y, por tanto, las derrotas no son derrotas, sino victorias, más importantes que aquellas que conseguimos fácilmente, sin esfuerzos.
Sin embargo, creo que las sonrisas no pueden existir sin lágrimas, la felicidad no existe sin tristeza. Tan importante como saber ser felices es poder mostrar nuestros sentimientos más profundos (el dolor, la pena, la melancolía y la nostalgia...). El no mostrar estos estados puede suponer la acumulación de sensaciones desagradables. Y esas sensaciones deben ser expresadas en un momento u otro. Cuanto más tiempo se espere, peor será nuestra reacción.
De esta forma, para saber sonreír, para poder reír honestamente, creo que primero debemos saber lo que es la tristeza, debemos haber derramado alguna lágrima.
Siempre sabe mejor la victoria después de acumular numerosas derrotas.
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